Los dos primeros meses del año han sido muy positivos, con subidas cercanas al 10% en casi todas las Bolsas, pero con volúmenes de negociación muy bajos, señal que indica la poca confianza de muchos inversores, que no acaban de creerse esta revalorización. Esta “incredulidad” viene reflejándose en la subida del precio del oro y de los bonos (no suele ser normal que la Bolsa y los precios de los bonos se muevan en el mismo sentido).

Si a todo esto unimos el hecho de que muchos valores están en niveles cercanos a resistencias y un entorno internacional “incierto”, pendiente de temas tales como las relaciones comerciales EEUU-China, Brexit, etc., nos inclinamos por la posibilidad de que haya una pequeña corrección. Optamos por esperar una señal técnica de corte más sólido (corte de la media de 25 sesiones sobre la de 200 sesiones).

Sin embargo, a corto plazo hay una serie de factores que podrían dar un “empujón a las Bolsas”:

  • Cierre del acuerdo EEUU-China
  • Retraso del Brexit. El 12 de marzo hay una triple votación en el Parlamento Británico; la mayoría de parlamentarios desean un Brexit ordenado, siendo factible que se retrase la fecha límite de la salida del reino Unido de la UE (29 de marzo) previsiblemente hasta junio. May parece aceptar ya esta posibilidad (que ha encontrado con ciertas reticencias de países como España y Francia); frente a un Brexit desordenado.
  • La publicación de determinados datos macro, sobre todo en EEUU, donde el dato del PIB del último trimestre del año pasado, que ha estado por encima de lo esperado, ha dado como resultado cierta toma de beneficios en el mercado de los Bonos, lo que ha conllevado un repunte de rentabilidades. En el mercado americano la curva de tipos se ha inclinado más, lo cual quiere decir que los inversores empiezan a pensar que la posibilidad de una recesión se aleja.

Las Bolsas necesitan más volumen para que estas subidas se consoliden.